Paranormales...

O por lo menos cosas extrañas, porque cosas más extrañas han sucedido.
A raíz de este post en un blog vecino, y de mi consecuente comentario, me pareció que podría extender lo básico dicho en el comentario en cuestión, y desarrollarlo, para que el concepto se entienda un poco más.
Igualmente, lo leerán 2 personas, las cuales dirán algo así como "a éste no le creas la mitad de lo que dice, y la otra mitad, averiguála".

Cuando finalizaba el año 2003, yo pedaleaba bastante, iba a la Facultad, y como trabajaba en la facultad, iba en Bicicleta, a la mañana al laburo, volvía a mi casa, me disponía, almorzaba, y salía para la Facultad de Nuevo, siempre en Bicicleta, una 45 a 50 cuadras, en las que me demoraba entre 20 y 25 minutos.

Paranormal 1: volviendo por la bajada de la avenida Cerrito en Bernal, una bajada de unas 7 cuadras, donde se pedalea la primer manzana, y se baja agazapado las siguientes 6, se me cruza un gato negro y blanquito, obligándome a frenar y tirarme al piso para no matarlo, dos segundos despues, sale de la esquina a gran velocidad, un colectivo 266. Nota: si el gato no se cruzaba, me estrolaba contra el bondi.

Paranormal 2: Venía desde el centro en el colectivo y cuando estoy a punto de bajarme del mismo por mis propios medios, siento en mis hombros que algo o alguien me empuja obligándome a agacharme, y saltar del colectivo, me doy vuelta para ver quien catzos me empujó, y lo único que veo es la puerta del colectivo cerrándose, y una rama rozándome la cabeza. Nota, si no me agachaba a tiempo, esa rama me arrancaba los ojos.

Paranormal 3: Otra en Bici, venía por Fabian Onsari, Ex Cadorna en Wilde, y llegando a la esquina de Mitre, me meto, cual mensajero delivery, entre los autos estacionados y la fila de autos esperando el semáforo. Visualizo anormalmente blanca una Ford Transit(blanca) y mi primer impulso fue darle al pedal, sin embargo la bici se puso pesada, con lo que me dió por frenar de golpe. A 5 centímetros de la rueda delantera, y 1 segundo depues de detener la marcha completamente, se abrió la puerta de la camioneta. Nota: la vieja que se bajó, se asombró, no sé si porque me vió, o porque vió mi cara de asombro. La cuestión, que en ese instante ambos, nos dimos cuenta de lo que había pasado, nos sonreímos y por lo menos yo me retiré pensando en lo que había pasado, o mejor dicho, en lo que NO había pasado.

Desconozco, si esto es atención, intuición, suerte, destino, paranormales o qué es lo que es.
Tal vez solo fueron actos reflejos cotidianos.
O no, quizá fueron mensajes de la providencia, que me decía "No es tu hora, Turi".
No sé, para mí fueron milagros.