Para qué tantas palabras...
Estuve en Concepción, en la Octava región o región del Bío-Bío, en el vecino país de Chile.
Los días fueron horribles, lluvias, nubes, frío, las circunstancias fueron desagradables, trabajo, por un par de horas, no sabía donde iba a dormir, ni sabía como me iban a llevar al hotel, u hostería, o qué.
Al final del día, un contratista me llevó al hotel donde él habia conseguido una reserva para sí mismo.
Y bueno, lo mejor fue ver desde la habitación, el salto, y sentir el ruido del agua cayendo permanentemente. Cada vez que me subía el nervio, elevaba la cabeza y miraba el salto, así la tranquilidad se apoderaba de mi.
Poco lugar tan hermoso he visto hasta ahora. Quiero volver.
Los días fueron horribles, lluvias, nubes, frío, las circunstancias fueron desagradables, trabajo, por un par de horas, no sabía donde iba a dormir, ni sabía como me iban a llevar al hotel, u hostería, o qué.
Al final del día, un contratista me llevó al hotel donde él habia conseguido una reserva para sí mismo.
Y bueno, lo mejor fue ver desde la habitación, el salto, y sentir el ruido del agua cayendo permanentemente. Cada vez que me subía el nervio, elevaba la cabeza y miraba el salto, así la tranquilidad se apoderaba de mi.
Poco lugar tan hermoso he visto hasta ahora. Quiero volver.
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